Desayuno. Traslado al Monte de los Olivos, para visitar la Iglesia del Pater Noster, uno de los lugares más antiguo de culto en Tierra Santa, donde Jesús frecuentemente se detenía a descansar con sus discípulos y donde les enseño la oración de Padre Nuestro “Dominus Flevit” donde Jesús oró por Jerusalén, además de revelarles algunos secretos sobre el fin del mundo y la destrucción de Jerusalén en el discurso Esjatológico. Desde aquí disfrutaremos de una espectacular vista de toda la Ciudad Santa. “LA AGONÍA” Descenderemos hasta el Huerto de los Olivos donde se alza la Basílica de la Agonía (Iglesia de Todas las Naciones). Y llevándose consigo a Pedro y los dos hijos del Zebedeo, empezó a entristecerse y angustiarse. Y les dijo: Mi alma siente angustia de muerte; aguarda aquí y velad conmigo (Mt. 26: 29-38). “EL PRENDIMIENTO” seguimos al lugar donde se consumó la traición de Judas entregando a su maestro con un beso en la Gruta de Getsemaní. Luego entraremos en la Jerusalén intramuros por la puerta de los Leones, veremos primero la Iglesia de Sta. Ana, donde se cree nació la Virgen María, la piscina Probática (Bethesda) lugar de la curación del paralítico. Luego iniciamos nuestro vía Crucis en el Convento de la Flagelación (Litóstrotos), construido sobre la fortaleza Antonia donde Jesús fue interrogado por Pilatos, flagelado y coronado de espinas; y finalmente condenado a muerte. Díceles Pilatos: ¿a vuestro rey tengo que crucificar? y respondieron los Pontífices: no tenemos más rey que César (Jn 19: 15). Iniciamos nuestro vía Crucis pasando por el Arco y Convento de Ecce Homo, siguiendo la vía Dolorosa nos detendremos a meditar cada estación del vía Crucis, culminando el final de este dentro de la Basílica del Santo Sepulcro, sitio ubicado en aquella época fuera de las murallas de Jerusalén, en una colina llamada Gólgota, tras entrar en la Basílica subimos todavía hoy unos 5 metros hasta la planta elevada realizada por los cruzados y que está subdividida en dos naves: a la derecha, la capilla de “LA CRUCIFICCIÓN”, propiedad de los Católicos, en la que se oficia la X y la XI estación del vía Crucis y donde se recuerda cuando le quitaron los vestidos a Jesús y su crucifixión; Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota, que significa «lugar del Cráneo», le dieron de beber vino con hiel. Él lo probó, pero no quiso tomarlo. Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron (Mt. 27: 33-50). Continuamos a la Capilla del Calvario que pertenece a los Griegos Ortodoxos, es el lugar donde los fieles se pueden arrodillar ante el altar para tocar, a través de un disco de plata, el punto en el que se clavó la cruz del martirio de Jesús. Aquí se cumple la XII estación del vía Crucis donde Jesús, muriendo entregó su espíritu al Padre, mientras la XIII está colocada delante el altar de la Mater Dolorosa. Bajamos del Gólgota y sin salir de la Basílica nos detendremos ante la piedra de la Unción donde después del descendimiento de la Cruz le aplicaron los aromas y ungüentos. Proseguimos a la Anástasis, la Rotonda Constantina en cuyo centro está el Edículo del Santo Sepulcro que custodió el cuerpo de Jesús y que fue inundado por la luz de “LA RESURRECCIÓN” de Cristo es el corazón no sólo de toda la Basílica, sino de toda la cristiandad que desde hace siglos responde a la invitación del Ángel: “¡No tengáis miedo! Sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí. Ha resucitado, de hecho, tal y como dijo; venid, mirad el lugar donde estuvo sepultado” (Mt 28,5-6). Por la tarde regreso al hotel y alojamiento.